El señor de espalda
ancha suele caminar moviendo los brazos, pero no como imagináis; más bien, como
si estuviera nadando. Cada mañana, mientras se dirige al trabajo, practica algunos
métodos natatorios, y lo hace en seco, en el aire. Su desarrollo favorito es el
que inicia apuntando los brazos al frente, abriéndolos hacia atrás y quedando
en línea con los hombros; al estilo braza. Se mueve ondulante, y parece que
flote; patalea violentamente contra el adoquinado de la acera, y, a trote
ligero, adelanta a la muchedumbre, cogiendo el aire por la boca y estirando el
cuello en cada brazada.
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