La
sinceridad gratuita de Valentina me duele. Me dice sin tapujos que soy
extremadamente feo, y que, por favor, no le pida más citas; no quiere salir con
un tipo con una cara tan desprovista de belleza. Además, la tía, asegura que me
aprecia, que soy buena gente, amable, educado, y que disfruta de mí compañía. Valora
el humor con que me lo tomo todo y mi tenacidad para conseguir lo que quiero. Según
ella, poseo, prácticamente, todas las cualidades que la llevarían a ennoviarse
conmigo; pero con está cara que tengo, solo un milagro podría hacerla cambiar
de pensamiento.
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