sábado, 28 de noviembre de 2020
VISIÓN
Desde la distancia en la que me hallo veo tres máculas negras en el
centro de un panel cuadrado, y otra de un tamaño similar en el borde inferior
de ese mismo panel. Al cabo de un rato aprecio leves desplazamientos de esas
marcas, por lo que deduzco que no se trata de manchas o señales. Mi percepción
puede ser engañosa, poco fiable. Así que sería osado por mi parte llamar «realidad»
a lo que percibo, ya que puedo equivocarme. Sin embargo, después de hacer mis
cábalas, si he de daros una respuesta, os diría que lo que distingo sobre el
panel, lejos de cualquier otra posibilidad, son cuatro escarabajos.
Tres dispuestos en el centro y uno que va a su bola, acercándose a ellos tímidamente.
domingo, 22 de noviembre de 2020
APNEA
Sumergida en el mar puedo ordenar mis pensamientos y dotarlos de
sentido; únicamente unos minutos, lo que dura mi apnea. Cuando subo a la
superficie esas ideas se ovillan en mi conciencia y cambia su naturaleza. Así, lo
que resulta evocador e ilusionante en el fondo, lo considero un caos sin
sentido en el exterior. Me veo obligada a respirar, claro, entonces mi memoria
proyecta imágenes difusas: una cabeza de elefante, un árbol arrancado de cuajo
con sus raíces intactas, una casa misteriosa, una escalera que se va
desplegando hacia otro mundo; también distingo pájaros, peces e insectos que se
quedan atrapados en compactas nubes de algodón. Será mi imaginación. Seguro. Pero,
¿significará algo? ¿Debería ser cautelosa? El impacto con el oxígeno hace que
me sienta incompleta, infeliz, y, por extraño que parezca, me ahogo. En cambio,
mientras buceo todo se mueve a cámara lenta y consigo experimentar un ardiente
deseo por una clase de molusco que pertenece a la familia de los bivalvos.
domingo, 8 de noviembre de 2020
ME PESAN LAS MALETAS
A la mayoría de la gente le gusta vivir donde vive. Si viajan es para
volver al lugar donde están arraigados. Yo tengo un viaje, pero no me apetece
hacerlo. Solo es de ida. El paisaje de mi entorno es insuperable. Mi pueblo representa
al mundo. Todo me recordará a él. Se respira lentitud y sosiego, y la rutina de
los amaneceres aporta calidad a mis ideas. Este cambio va a dolerme. Intuyo
curvas, frenazos y rotondas propensas al mareo. Hacer las maletas no va a dar
marcha a mi alma. Siento el latido doloroso en mis sienes. Algo demasiado
impuro está a la vuelta de la esquina. Sin embargo, espero que el cielo donde
he de quedarme se esfuerce en ser como este. No sabré tener sentimientos en el
porvenir de las selvas urbanas.
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