He buscado lugares donde vivir en paralelo, pero en ellos siempre ha
estado de por medio la tierra arenosa de mi esencia: mi yo inseparable y molesto.
Viajamos a lugares exóticos y lejanos para conocernos, evaluarnos, y ese tipo
de correría, que en un principio inspira al cambio, en realidad, no supone un
verdadero viaje, pues nos dejamos engañar por lo bello de los paisajes y las
nuevas culturas. Yo prefiero una realidad pintada, fotografiada... Para
sobrevivir no salgo de casa, y si lo hago es para callejear por el casco
antiguo de mi pueblo los días fríos de invierno.
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