Te asustas si algo depravado y horrible pasa por tu cabeza, y, sin
saber muy bien por qué, te recreas en esa repulsiva película. ¿Por qué piensas en esa porquería? ¿Te gusta? ¿Acaso eres un psicópata o un asesino?
¿Tu mente está enferma o es solo una licencia caprichosa del subconsciente?
Sigues dando sorbos a tu café con leche y continúas ojeando el periódico
para salir de esa secuencia de imágenes retorcidas e intolerables; aunque
adviertes que los titulares escabrosos que te ofrece cada día la prensa son, en
buena medida, los causantes de que imagines de la manera en que lo haces. La
mayoría de noticias y sucesos que se publican sobre este papel de estraza pocas
veces son bellos; y tú, que eres una persona sensible e impresionable, sientes como
la curiosidad y la tentación se modelan en un miedo atrayente para que tengas
la libertad de probar lo que te produce tan deleitosos estremecimientos.
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