Recuerdo que de pequeña, en el salón
de casa, triunfaba. Cantaba para mi madre, la vecina del primero, un policía jubilado
amigo de la familia y mis hermanos pequeños. Les encantaba oírme cantar versiones
de Lola Flores vestida de flamenca mientras tomaban un cafetito sentados en el
sofá. Mi padre se iba a dar una vuelta cuando me veía recrear el pequeño
escenario que montaba para la ocasión, no le gustaba eso del artisteo. Así pasaba
las tardes. Ahora pinto. Soy licenciada. Y os informo que durante este mes de
mayo tengo una magnífica exposición en el rellano de casa.
Sergi, el que nace artista, muere artista. Aquí el ejemplo en tu micro y, bueno, contigo, otro ejemplo.
ResponderEliminarAbrazos.