Por la lengua de asfalto que
comunica a la ciudad amurallada, y siguiendo el zigzagueo de las calles
empedradas, un enorme camión ha transportado varios cañones que un grupo de operarios
ha ubicado sobre cada una de las troneras del baluarte. Se basaron en los
planos de un cañón original del siglo XVIII para obtener estas réplicas de
resina y piedra artificial. Y han quedado resultones, le han limpiado la cara a
la historia, pero nada tienen que ver con los genuinos de hierro, grabados con
el escudo del rey de la época y con más de una tonelada de peso. Estos parches
inexactos y chapuceros que apuntan a un horizonte difuso, han conseguido
dinamizar la zona de turistas y, por las noches, cuando nadie vigila el
bastión, parejitas de enamorados como Jessica y Joshua arañan sus nombres
dentro de un corazón tan frágil como la goma que cubre este falso tubo de
artillería.
Este es el relato con el que he participado en Esta Noche Te Cuento. El tema debe estar relacionado con los Cañones.
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