Si tienes el superpoder de ver a
través de las paredes y quedas en el apartamento de un chico que has conocido
por internet, puedes aprovechar la capacidad que posees para espiar. Antes de
llamar al timbre, te concentras y radiografías el interior de su casa para
obtener pistas; solo lo conoces por sus manifestaciones escritas. Si esta facultad
te permite visualizarlo mientras se cambia y resulta que nada se corresponde –que
está mal hecho, anda arqueado y cojea–, te decepcionas bastante. Sin embargo, yo,
igual llamo a su puerta y le doy otra oportunidad. Su interior no lo veo.
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