Esta mañana, un latigazo de luz
ha afectado al tiempo. Estábamos en la piscina del camping cuando, de repente, el
mundo se ha paralizado. A mis hermanos los ha cogido persiguiéndose fuera del
agua, petrificándolos como perro y gato; a mi padre levantándose de la tumbona,
con gesto de “ahora voy copón”; a mi madre extendiendo el brazo derecho, desde
la parrilla, marcando el lanzamiento de un chorizo criollo que le ha lanzado, frenado
a medio camino. Y a mí saltando del trampolín, suspendida en el aire, tapándome
la nariz y consciente de todo, sobrellevando estos caprichos de la naturaleza.
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