Un joven periodista preguntaba a un
grupo de chalados cómo reproducirían ellos el sonido que emitía el segundero de
un reloj. Al parecer sus respuestas eran para un popular magazine de televisión.
-¡Toc-toc, toc-toc! –respondió uno
repeinado, unicejo y con gafas de pasta.
-¿Cómo si golpearan a una puerta?
–se cachondeaba el periodista por sus pocas luces.
-¡Tiz-taz, tiz-taz! –exclamó otro
al que le faltaban los dientes.
Entonces, alguien vestido como un
superhéroe surgió de repente, sujetó con una mano la barbilla del malintencionado
reportero y con la otra le abofeteó la cara al compás de un marcado ¡pim-pam,
pim-pam!…
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