Pedro y Julia eran un claro
ejemplo de enfriamiento progresivo ya que, como suele decirse, habían caído en
la rutina. Se querían, pero su pasión había mermado bastante al no esforzarse
en mantenerla. Expresar sus sentimientos les cansaba y hacerlo por medio de la
actividad amatoria aún más. Conscientes de su falta de interés, decidieron
ponerle remedio y se ayudaron de un simple organigrama que distribuía en
franjas horarias las diversas muestras de cariño que podían mostrarse durante
la semana. Así, aunque fueran tareas controladas, sabían que esa noche por
ejemplo tenían, de 21 a 22 horas, caricias y besos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario