Las intimidades de las rocas son un misterio que solo unos pocos
conocemos. Las más singulares están localizadas en parajes recónditos donde
Dios puede manifestarse en cualquier momento. Sienten un pudor casi humano por
ese prodigio capaz de cambiar su naturaleza mineral. Se sabe que algunas han
alcanzado otra conexión con el paisaje. Su dureza pétrea se ha vuelto flexible
y frágil como la carne, y han logrado abandonar la quietud y sus largos silencios,
moldeándose en ellas una coreografía de contorsiones cercanas a las emociones. Las
más vitales y expresivas, de tanto reírse, han vuelto a quedarse de piedra.
Relato finalista en Wonderland el 24/03/2018
Relato finalista en Wonderland el 24/03/2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario