Ya no soy achuchable. La realidad tiene muy mal genio y me ha cascado
de lo lindo. La violencia engendra violencia, y cuando me da a mí por cascar a
la gente luego la gente me casca a mí. Insulto y me insultan. Recibo lo que
doy. Mi odio es pura sinceridad y mis arrebatos sin control hacen que luego me
arrepienta y pida perdón. Pero ya es tarde. Su desprecio no se queda corto,
también es sincero y contiene un alto grado de veracidad cuando me provocan. ¿Qué
esperáis que haga? ¿Que me calle? Pues no. Me reconcomo. Si me muerdo la lengua
me enveneno. Así que no me toquéis los cojones. Rendíos ahora que estáis a
tiempo porque si salto, un tsunami emocional determinará vuestras vidas. Estáis
avisados.
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