En principio, lamer
un sapo no es nada agradable. No es como lamer un helado. Pero si en el laboratorio
donde trabajas estás rodeada de estos anfibios porque investigas con ellos,
alguna vez te ves tentada (como ha sido mi caso) en ir más allá y barajar otras
opciones que no sean sacar las típicas muestras de ADN y otras mandangas de
índole científica. Desde hace unos días, además de lametones, también acaricio
sus cuerpos rechonchos y doy besos a sus gruesas pieles verrugosas; sin esperar
resultados ni transformaciones ni nada. Solo por probar. Hace demasiado tiempo
que vivo sola.
Relato finalista en Wonderland el 19/03/2016
El relato ganador fue el de Belén Sáenz. También estuvieron entre los finalistas Arantza Portabales; Paloma Hidalgo; Estibaliz Dilla y Rafael Olivares.
Relato finalista en Wonderland el 19/03/2016
El relato ganador fue el de Belén Sáenz. También estuvieron entre los finalistas Arantza Portabales; Paloma Hidalgo; Estibaliz Dilla y Rafael Olivares.
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