miércoles, 17 de febrero de 2016

RAJA DE LA SUERTE

Genaro «el boinas», un jubilado corpulento y desaliñado, estaba sentado sobre un taburete frente a la máquina tragaperras, sorbía su cazalla y despilfarraba su dinero. Lo insertaba con recelo; y, cada vez que estiraba su brazo hacia la ranura, su ceñido jersey de franela descubría el inicio blanquecino de su trasero: una «hucha» dejada que me llevaba a pensar en lo funesto de la vida. Mi imaginación juguetona también se interponía, y me proyectaba tras él, introduciéndole una moneda invisible en esa basta abertura, y le accionaba el brazo hacia abajo; por si daba «avances», por si cambiaba mi fortuna.

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