La
ciudad donde habitaban algunos superhéroes, era la única del estado donde los
canales de televisión no ocupaban el orden numérico natural. Nadie perdía el
tiempo en ubicarlos cómo era debido –ni los ciudadanos normales ni los que poseían
algún poder sobrehumano–; se conformaban con el desorden que establecía la sintonización
automática.
¡¡Craso
error!!
Las
consecuencias fueron terribles. Primero porque la urbe se vio sometida a continuos
desastres: terremotos, tifones, tornados, maremotos, incendios… Y segundo porque
los superhéroes, a los que se les suponía capaces de salvar al mundo de incidentes
destructivos y devastadores, sin
esperarlo, perdieron sus superpoderes.
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