Ricardo
es un hombre de costumbres fijas. Al llegar la noche realiza la descompresión
del día con su mano derecha; alguna vez con la izquierda, depende. Vive en una
ciudad preciosa que se llena de turistas, por su clima y su magnífica playa. En
invierno se transforma, se vuelve plomiza y extremadamente fría. Pero no le
importa. A decir verdad, prefiere los abrigos gruesos y tupidos, las bufandas, los
gorros y los guantes de lana. Esas prendas encierran más erotismo y estimulan
mejor su imaginación. Anoche se sintió algo sucio y depravado, pero lo prefiere
a repasar papeleos de trabajo.
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