lunes, 23 de mayo de 2016

CAMIONEROS

Seguramente existan señores delgaduchos interesados en la poesía y la reflexión filosófica que conduzcan grandes camiones articulados, pero cuesta imaginarlos repantigados en esos asientos ergonómicos formando un todo con el camión. Quizás, los hombres cargados de hombros, barrigudos, de patillas pobladas, con gorra, camisa abierta mostrando pelambrera y un mondadientes encajado entre sus labios, dibujen mejor el estereotipo de una profesión que, a mi entender, está cruelmente castigada por comentarios de mal gusto, que siempre hacen referencia a historias morbosas y de alterne; sin atender, siquiera, a lo que verdaderamente tiene valor: el viaje como medio de introspección del individuo.

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