Dejé el cuerpo antiguo en el
armario, en la percha correspondiente. Tras pasar la mano suavemente por mi
colección seleccioné otro, ya iba siendo hora de cambiar. Las modas eran
caprichosas, alterables, sin criterio aparente, y lo que se consideraba rancio
o trasnochado en un momento dado podía volver con fuerza y ser lo más. Viendo
mí surtido de masas corpóreas y analizando diversos factores climáticos y
sociales, revestí mi huesudo esqueleto convencido de que con mi sabia elección influiría
en que se llevaran de nuevo los cuerpos rechonchos, de tez pálida y de mofletes
colorados salpicados con graciosas pecas.
Sergi, es cierto que ninguna moda es pasajera, que todo vuelve, que vivimos en una sociedad que lo más es lo más rancio de otras épocas. Un micro muy surrealista y certero.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Nicolás por tus palabras y por contribuir en este blog que estreno.
EliminarPara mi la moda es no estarlo. Escarbar en lo que aparentemente esta escondido es lo más.
Un saludo