Un faro asentado en medio de un paisaje rocoso y golpeado por la
bravura del mar es un lugar donde se respira belleza y también un sentimiento
inhumano. Vértigo. Escalofríos. Arrebato. Pensamientos que suscitan al desafío.
El paisaje es ideal para llevar a una mujer al ponerse el sol. Engatusarla con
las vistas, con palabras bonitas, con algún beso inocente. Los abismos y los
faros contienen algo hipnótico, mucho más que la línea del horizonte, que no
dice nada. La mujer, que es desconfiada pero enamoradiza, descubre los adornos
de la cita y sus fatalidades. Aunque siempre es demasiado tarde.
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