El ama de casa coloca sus vivencias en el interior de tupperwares de
distintas capacidades. Tiene muchos. Tantos como vivencias. Con una etiqueta las
clasifica. Escribe el tipo de experiencia y la fecha, quedando encerradas
herméticamente en los envases de plástico. Algunas las coloca en la nevera; las
que deduce que van a consumirse pronto, y otras en el armario oscuro de la
despensa, junto a las latas y los frutos secos. Los acontecimientos inesperados
no los guarda en ningún sitio, la entristecen; son de consumo rápido. Se
proyectan en su mente cuando quieren, caprichosamente, como jugosas rodajas de
limbo.
Relato finalista en Wonderland el 28/04/2018
Relato finalista en Wonderland el 28/04/2018
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