Dicen que en el barrio hay un señor que no ha trabajado nunca en su
vida. Pasea mucho por el pueblo, come en los restaurantes de amigos y lee novelas del
Oeste. Alguna vez me lo he encontrado dormido en el parque, sentado en un banco,
con mendrugos de pan en las manos y decenas de palomas revoloteando a su
alrededor, sin enterarse de nada. Dios tiene un plan para cada uno. También para
ti. Sí. Aunque lo mires con un desaire que raya el desprecio; como si la
dignidad y el trabajo debieran ir siempre cogidos de la mano.
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