Cada
día hago algo de vacaciones. No me gusta hacerlas todas de golpe al final de
temporada. Mi trabajo, si puede llamarse así, es de esos que la gente no
entiende. No son verdaderos trabajos. Son ocupaciones de tiempo en algo que
resulta intangible. No construyo casas ni hago pan ni contribuyo en el
crecimiento de las ciudades haciendo política. Por eso, cada día, durante
varias horas, ya bien sea por la mañana, por la tarde o por la noche, podéis
encontrarme tomando cervezas en el bar del pueblo de mi amigo Antonio; absorto
en mi isla; en mis vacaciones.
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