Las
mujeres de la limpieza, aparte de limpiar, son un personal experto en la
prestación de servicios identificativos, analíticos y de investigación sobre
los patrones del comportamiento humano sin tener la formación que, por otro
lado, posee la Policía Científica o el CSIC. Cuando se las requiere, estoy
seguro que aportan conocimientos valiosísimos. Son las que conocen de primera
mano y con profundidad los detalles de lo singular en el individuo. Entran en
las habitaciones de un hotel o un apartamento y, con tan solo una visual,
pueden hacer una valoración casi antropológica. Es cierto que acostumbran a
realizar su trabajo de mala leche y hablando solas, pues examinan las pistas
esparcidas por el habitáculo bastante indignadas, y, según el tiempo empleado
en adecentarlo, son capaces de establecer una radiografía detallada del tipo de
cliente que allí se hospeda.
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