martes, 14 de julio de 2015

CAÍDO DEL CIELO

Fue la primera noche del mes de agosto cuando al reconocido organista especializado en música sacra, Rigoberto Roletti, le llovió un cuerpo extraño al salir a tirar la basura. El enorme bulto, camuflado por la oscuridad de las tinieblas, tenía una naturaleza robusta de apariencia abominable que debía pesar más de noventa kilos. Su revestimiento grisáceo, moldeaba una satinada costra escamosa de apariencia humana, pues, aquella criatura alada, tenía brazos, piernas y una angulosa cabeza de rasgos indefinidos a la que le sobresalían unas puntiagudas orejas. La grotesca sombra, temida por los hombres, era un mamífero repulsivo y raudo, de hábitos cruentos, con un instinto sobrenatural que lo sacaba de su guarida para enfrentarse a los peligros de la noche. Un inoportuno traspié desde lo más alto hizo que se enredara en sus propias alas y se precipitara, por desgracia, sobre Rigoberto al abrir la tapa del contenedor. Fuera lo que fuese aquel tenebroso espécimen, aplastó al músico y lo mató en el acto. En el cielo se proyectaba una potente luz blanca recortada por un símbolo quiróptero.    

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