Ella escuchaba todas las recomendaciones
de sus allegados cuando le sugerían a bien que debía quitárselo de la cabeza,
que ese amor no le convenía y solo le traería desasosiego. Asentía con la
cabeza sus advertencias porque, en el fondo, también intuía en esa impulsiva aventura
una situación complicada. Para tranquilizarlos les daba la razón, les decía convencida
que trataría de olvidarlo y seguiría con su vida como hasta ahora. Pero cuando ese
irrefrenable anhelo le trepaba por la espalda y se clavaba en su pensamiento, le
ahogaba la presión y subía presurosa a la superficie para volver a verlo.
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