Mi excentricidad como ciclista de
carreras es que antes de adaptar mí posición aerodinámica sobre la bicicleta debo
degustarla. Le doy un buen repaso con la lengua a las zonas de apoyo, el
manillar, el sillín y los pedales. La fibra de carbono de la horquilla y la
aleación de aluminio del cuadro son sustancias insípidas que apenas chupo. Eso
sí, relamo los platos y piñones sin freno, me pongo las botas con la grasa de
la cadena y con el barro de las cubiertas que se queda entre mis dientes paso
los finos radios de las ruedas y listo.
Versión extendida para ENTC (Esta noche te cuento). Tema: La bicicleta
DEGUSTACIÓN TUBULAR
Muchos deportistas de élite
recurren a diferentes rituales para atraer la buena suerte y ganar sus
encuentros. El bueno de Federico no era uno de ellos, pero sí era un supersticioso
empedernido amante del ciclismo. Su excentricidad inconfesable era
que, antes de adaptar su posición aerodinámica sobre su bicicleta de carreras,
sentía el impulso irrefrenable por degustarla como si fuera un helado. Escondido
en el almacén, se recreaba dándole un buen repaso con la lengua a las zonas de
apoyo: el manillar, el sillín y los pedales. La fibra de carbono de la
horquilla y la aleación de aluminio del cuadro eran sustancias insípidas, por
lo que apenas las chupaba. Se dejaba las mejores partes para el final. Volteaba
la bici del revés y relamía sus platos y piñones sin freno, se ponía las botas
con lo grasa de la cadena y, si quedaban partículas de barro entre sus dientes
al mordisquear las cubiertas, se pasaba los finos radios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario