El fantasma que habita con
nosotros mueve el Scalextric con el poder de su mente. Carlitos está encantado
con su habilidad, pero a mí me exaspera que ronde incorpóreo por la casa sin
aceptar su condición espectral. Sabe que esta dimensión no es la suya, que
debería marcharse, pero pasa de todo. Ocupa la mesa de mi difunto marido, hace
la siesta en su sillón y duerme en su lado de la cama, justo a mi izquierda.
Esta madrugada me ha despertado juguetón, ha estirado la sábana y se ha cubierto
con ella para que aprecie su tienda de campaña.
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