domingo, 22 de marzo de 2015

PAPELEOS



En el pueblo había una joven sobradamente preparada que lo sabía prácticamente todo. Sin embargo, era una persona de escasos principios, consumía periódicos en función de criterios insostenibles. Compraba los de grapas cuando arreciaba fuerte el viento, y los domingos de paella elegía los amarillos, los sensacionalistas. La prensa rosa la dejaba para cuando se hacía mechas de colores, y entre semana seguía la diversidad informativa de otros diarios en las cafeterías. No se identificaba con ninguno, todos le valían, incluso los desfasados que amontonaba en la buhardilla. Esos, los extendía sobre el suelo para que nadie pisoteara lo fregado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario