El señor que da
rienda suelta a su violencia lo hace en una habitación destinada para ello. En
ese pequeño espacio, que en realidad es la salita de estar de su casa, se
desfoga y da salida a la rabia y a la furia desmedida de sus arrebatos. Ese
encabritarse lo tranquiliza más que cualquier otra terapia, pero la habitación queda
destrozada, sobre todo el televisor, que recibe palos por todas partes y acaba
inservible. Luego, cuando se apacigua y toma conciencia de lo que ha hecho,
arrepentido, repara los daños de la habitación y compra un televisor nuevo; no
podría vivir sin él.
Por una cuestión de apego, el televisor que adquiere en su establecimiento de confianza siempre es el mismo o un modelo similar. Es importante que se asemeje y sea lo más económico posible, ya que ha llegado a destrozar doce monitores en un año, uno por mes. El dependiente, un chico que conoce todas las marcas y los nuevos avances tecnológicos, le aconseja que adquiera un plasma con sistema inmunológico; sí, el mismo que tenemos los humanos cuando nos hacemos un corte en el brazo y se nos cierra al cabo de unos días. «Este modelo se autorepara», le asegura. «No le va a defraudar y le va a durar mucho más». Y, efectivamente, el nuevo televisor aguanta las envestidas y los palos de este energúmeno. La pantalla llega a sufrir todo tipo de daños: golpes, rayaduras, incisiones, trompazos, perforaciones, quemaduras…, pero, gracias a la implantación de este sistema innovador, se recupera en apenas unos días, como una herida humana.
Por una cuestión de apego, el televisor que adquiere en su establecimiento de confianza siempre es el mismo o un modelo similar. Es importante que se asemeje y sea lo más económico posible, ya que ha llegado a destrozar doce monitores en un año, uno por mes. El dependiente, un chico que conoce todas las marcas y los nuevos avances tecnológicos, le aconseja que adquiera un plasma con sistema inmunológico; sí, el mismo que tenemos los humanos cuando nos hacemos un corte en el brazo y se nos cierra al cabo de unos días. «Este modelo se autorepara», le asegura. «No le va a defraudar y le va a durar mucho más». Y, efectivamente, el nuevo televisor aguanta las envestidas y los palos de este energúmeno. La pantalla llega a sufrir todo tipo de daños: golpes, rayaduras, incisiones, trompazos, perforaciones, quemaduras…, pero, gracias a la implantación de este sistema innovador, se recupera en apenas unos días, como una herida humana.
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