Con una mirada consigo
detener el tiempo y que gran parte del agua salada que cubre la superficie
terrestre se convierta en una masa gelatinosa y compacta. Mi propósito es girarla
del revés para que los hombres y las mujeres que se zambullan en ese momento queden
sumergidos en la ingravidez de un mar pegado al cielo, de manera que sus pies queden
al descubierto, suspendidos en el aire. ¿Hay algo más bonito y propenso a los
placeres sexuales que un pie humano? Esta extremidad es un milagro biomecánico
que merece su protagonismo. Llevo demasiado tiempo compartiendo mis catástrofes
y mis grandezas, por lo que ya viene siendo hora de que se contemple este pequeño
prodigio como lo que es. Tiene veintiséis huesos, treinta y tres articulaciones
y cien músculos y tendones. Su preciso mecanismo ha mantenido a los humanos en equilibrio,
ha soportado su peso y los ha desplazado a velocidades variables. Qué se le puede pedir más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario