Tú, que eres de aquí,
tienes la gran suerte de poder hablar con esta playa y con este majestuoso castillo
templario; también puedes hacerlo con el Sol y manifestarle lo feliz que te
hace que luzca cada día. Díselo, que sepa lo importante que es para ti que
brille resplandeciente la mayor parte del año. Le gustará saberlo. Es el astro
rey, la estrella luminosa y el centro del sistema planetario, una deidad, lo
más parecido a un dios. Es normal que lo adores y lo tengas en alta estima. Dirígete
a él con humildad, hazme caso; te contestará a través de su energía. Pero
quítate de la cabeza la creencia esa de que su luz puede curar o transmitirte fuerza
espiritual. Son paparruchas de la pseudociencia y los curanderos. Los médicos y
los profesionales de la salud desaconsejan la práctica de mirar al sol. No
hagas tonterías con tus retinas, ya que ese acto inconsciente podría producirte graves daños en los ojos. La cuestión es que no lo mires directamente, puede
cegarte, ya sabes las historias que corren acerca de mirar al Sol y la
estupidez humana. Ten en cuenta esta advertencia, y, por lo que más quieras, ni se te ocurra ponerte
gafas de sol, sería una falta de respeto. No sé… Igual deberías replantear tu
afirmación sobre lo feliz que te hace que luzca el sol. ¿Estás seguro? ¿Serias
igual de feliz si uno de esos días que el sol luce radiante alguien de tu
familia sufriera un terrible accidente? ¿Eh…? ¿Qué me dices a eso? No hace
falta que contestes. Puede que me equivoque o sea un exagerado o un cenizo, pero
el hecho de que luzca el sol no es lo que realmente te hace feliz.
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