Por la noche, cuando me duermo escuchando la radio, hay un momento de
sumisión del que apenas soy consciente, pero sí lo suficiente como para advertir
que mi cerebro se desvanece y se apaga. Es como si un dedo divino pulsara un
interruptor situado en mi sien y decidiera apagarme y activarme a placer. Es una
sensación extraña. Al final, me abandono al sueño escuchando a gente que habla.
Cuando amanece me pasa lo mismo pero a la inversa, me despierto con la voz de otros
tertulianos que dialogan. Nunca apago la radio. Tengo la convicción de que
durante el sueño mi subconsciente trabaja y almacena información y enseñanzas.
Hoy, por ejemplo, recuerdo perfectamente todo lo acontecido. Ha sido intenso y
repetitivo. He soñado tantas veces que me salía de la carretera con el coche y
acababa tirado en la cuneta que si alguna vez sucediera ya estaría preparado.
Mas que apagarse un interruptor, lo siento como un alejarse flotando mar adentro.
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