Acaba de nacer mi hijo el matemático; el que se maravillará con todo lo
que tenga que ver con los números y las ecuaciones. O mi hijo el ilustrador; el
que recreará mundos fantásticos con un lápiz y una hoja de papel. O, quizás, mi
hijo el futbolista; el que podrá pasarse todo el día dando toques a un balón.
O, si las cosas se tuercen, mi hijo el toxicómano; el que será capaz de
pegarnos y robarnos para poder conseguir su dosis… A saber. Nosotros
intentaremos hacerlo lo mejor posible. De momento disfrutamos de su pequeñez y
su fragilidad.
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