Cuando
los lagos espejean nada es lo que parece. Ni las nubes son nubes ni los pájaros
son pájaros. Como dudo de lo que veo, recurro a los cubatas bien cargados, para
emborracharme y vomitar confeti en una palangana de plástico. El sol, si luce,
me aburre. Ahí está; redondo, cuadrado, triangular…,¡qué sé yo!, adoptando formas
locamente. Tal vez, si me vaciara como los que inhalan aire puro, podría estar
más seguro de todo. Aunque prefiero que la cabeza me dé vueltas y entrar en un sueño
profundo. Así, a lo mejor, cuando despierte, sea primavera, verano, otoño o
invierno.
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