Que
tonteen, que se conozcan, que sean novios el tiempo que quieran, que vivan
juntos si lo desean, que se casen... Significará que todo fluye, que se quieren,
que ha triunfado el amor. Pero si algún día, en su apartamento, se oyen gritos,
insultos o ruido de platos rotos, es que mantienen una disputa, un
enfrentamiento violento fruto de la convivencia. Puñetazos, arañazos,
empujones, golpes; lesiones, moratones, brechas… Conocerse es un largo proceso
que proyecta diálogo, deseo, confianza, perdón; pero también un hábito que
evoca matices peligrosos e incompletos que despliegan catástrofes y un espectáculo
que entusiasma a los vecinos.
Relato finalista en Wonderland el 04/11/2017
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