sábado, 8 de agosto de 2015

SALIR DEL COMA

Declinaba triste la luz de la tarde cuando Germán, tras permanecer cerca de un año en coma, recordó que le gustaban las chicas musculosas. Al despertar, lo primero que su adormecido cerebro consideró fue, curiosamente, su canon ideal de belleza: féminas exuberantes de cuerpos magros sin celulitis, con la piel literalmente pegada a los músculos; bronceadas, sometidas a duros entrenamientos para conseguir que sus curvas y sus extremidades –tanto superiores como inferiores– estuvieran bien definidas, tonificadas y adquirieran la volumetría propia de las que viven por y para el culto al cuerpo; de facciones angulosas, glabela prominente y sonrisa nívea.

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