Cuando entorno los ojos para ver
más allá, solo veo pequeños desastres que revientan. Diviso un horizonte difuso
de sombras encorvadas que cargan pesadas mochilas; atiborradas de bosquejos, devaneos
y verdades como puños; el lastre acumulado de sus vidas. Las siluetas se
desahogan explosionando la tierra con dinamita, originando profundas fosas que
luego tapizan con el contenido de sus macutos de miseria. Se despojan de todo, hacen
balance de lo vivido y, vacuos, saltan sobre lo tierno de los recuerdos que revisten
la pedregosa abertura; porque, al término, solo valen para almohadillar la
caída al insondable hoyo de la nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario