Nada es lo único que hago. Me levanto temprano y eso ocupa todo mi
tiempo. En mi despacho no dejo que nadie me moleste mientras me entrego en
cuerpo y alma a mis nulas obligaciones. No cabe duda de que, como responsable
del buen funcionamiento de la gran comunidad a la que represento, es razonable pensar
que la no acción es la mejor opción para que todo funcione como debe funcionar.
Ese es mi trabajo, saberlo y ponerlo en práctica desde este amplio despacho. Mis
consejeros de confianza han dispuesto un cómodo sillón junto a la ventana donde
me apoltrono y permanezco inmóvil mirando los árboles, los edificios, los
viandantes, el paisaje… o me abstraigo contemplando un punto cualquiera en el
espacio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario