Yo
soy yo porque me recuerdo, me reconozco, tengo una historia que me avala, un
pasado. Mi entorno me asegura repetidamente que existo y que mi presencia es
evidente. Sin embargo, no acabo de creerlo. Ahora estoy en medio de una plaza
llena de gente, encima de un pedestal, el de una estatua de bronce, y, para
salir de dudas, grito escandalosamente. Diría que mi voz se proyecta como el rugido
de un león salvaje. Y, sí, la gente se alerta, me mira, me señala, e incluso algunos
me dicen de todo. Pero aun así, no las
tengo todas conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario