A
veces imagina que hay una versión suya por ahí; la de una muchacha valiente, risueña
y fantasiosa que viaja por el mundo, que emprende proyectos y no tiene miedo de
nada. Quiere creerlo. Necesita creerlo. Incluso se sumerge en ese pensamiento
la mayor parte del tiempo. Pero los días segregan cansancio y desesperación, y
al final no resiste más. Toma conciencia de que ella es la versión triste y
derrotada, la que llora desconsolada porque está confinada en un pequeño reducto
sin luz, y los chicos que le iban contando los días retenida ya no dan señales
de vida.
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