Vivir
una vida cantada tendría mucho de insólito, lo sé, pero estoy convencido de que
este mundo sería mucho mejor. Solo deberíamos esforzarnos en adquirir la
actitud actoral y las ganas de llevar a cabo la hazaña. Las situaciones,
seguramente, conllevarían a la incredulidad, pues pedir un café o mantener una
conversación entonando rítmicamente una melodía restaría verismo y
trascendencia a las cosas. Imaginad una circunstancia traumática o dolorosa; sería
todo un reto. Bueno, yo voy a experimentar con mi padre. (Letra: Papá, anoche
te cogí el coche y lo empotré sin querer contra un muro. Música: típico
villancico navideño).
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