Mete
el dedo ahí, o si quieres el brazo, en ese charco profundo y helado, casi
congelado. El frío te entrará y matará todos tus males, hasta esos
insignificantes que tanto te afectan. Sé que para ti son los peores porque no
sabes cómo combatirlos. No te atrevas a compararlos con los males del mundo.
Los tuyos no son nada, y lo sabes. Tienes demasiado tiempo libre. Trabaja. Haz
algo. Por eso te digo que metas el dedo, el brazo o lo que quieras. Aunque lo
mejor sería que te introdujeras entero y estuvieras un buen rato. ¿Qué, te
atreves?
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