Esas
mujeres que salen en la tele no son las mujeres que yo quiero. Se maquillan
demasiado y hablan de lo superfluo como si fuera lo máximo. Son guapas,
morbosas, no lo niego, pero las veo de plástico. Prefiero las mujeres de
metabolismos lentos, las que van abrigadas e insinúan lo justo; las que aceptan
sus colgajos, sus patas de gallo. Si por mí fuera me quedaría en la cama,
tapado hasta el cuello, incubando los traumas que tengo; aunque, conociéndome, es
posible que se me desarrollaran de nuevos. Da igual. Voy a relajarme con ellas viendo
ese programa populachero.
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