He
tenido el talento dirigido hacia los paisajes más tristes de la naturaleza: una
gran roca arenosa, un cadáver humano o esta solitaria carretera de asfalto en
la que plácidamente estoy tumbado. Seguro que conduce al infierno; me siento
parte del diablo. Aunque es mejor no decir nada, luego todo se sabe. Solo
respiro. Me inspiro. Trato de imaginar un estilo; una manera de vida que sea sencilla,
sin barroquismos ni florituras. Unas flores que puedan olerse cada día, un despertarse
alegre, un asearse, vestirse y verse delante del espejo con ganas de todo. Un saber
quererse, para que lo quieran.
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