miércoles, 22 de abril de 2020

LA LLAMADA


40ª crónica de un confinamiento improvisado


Esta madrugada me he despertado por un intenso picor en el tobillo. Tenía una erupción: una de esas ronchas que sale cuando nos pica un mosquito. Podía rascarme pero no lo he hecho. He aguantado. He pensado que evitando esa tentación me demostraría a mí mismo valor y fortaleza. A veces es propio de mí contener una acción fisiológica. Es una soberana estupidez, pero en ese momento quería mantenerme impasible a la voz del cerebro que no paraba de decirme: ráscate, ráscate, ráscate…
De repente ha sonado el teléfono fijo. Me he asustado. Pocas veces suena. El reloj de la mesita marcaba las 5:45h. Quién podía llamar a esa hora. Enseguida he pensado en mis padres y que algo les había pasado. He dado un salto de la cama y me he plantado ante el aparato. Lo descuelgo. ¿Sí? ¿Diga?... Se oía una respiración sofocante y entrecortada. ¿Mamá, papá? ¿Sois vosotros? Durante varios segundos he estado pendiente de un hilo. He preguntado varias veces quién era, pero no recibía respuesta. Se me ha hecho un nudo en la garganta y mi corazón latía descontrolado. Me temía lo peor. Pero al final, el resuello ahogado y lastimoso se ha convertido en una voz desconocida, la de un adulto de mediana edad. Así lo he intuido. He respirado aliviado y he descartado la posibilidad de que la llamada haya sido de mis padres. El individuo que estaba al otro lado de la línea me ha anunciado su propósito de suicidarse. «Estoy desesperado y voy a suicidarme», me ha dicho. Ese ha sido su mensaje. Entonces, la sensación de picor que prácticamente había desaparecido de mi tobillo ha vuelto a activarse y a desplegarse por todo mi cuerpo. He pensado que acercarse al prójimo en una situación extrema como esa era moverse en la escala de grises de la vida, pero a esa hora y con la intensa comezón que me invadía, no estaba preparado para infundir ánimos a nadie. Así que, haciéndome el loco, le he dicho que ha llamado a una casa particular y que se había equivocado de número. 

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