martes, 30 de abril de 2019

LA PIERNA


A Evaristo vivir con una sola pierna le sirve para dar los saltos más potentes que yo jamás haya visto. Su pierna no es normal, es distinta a las que puedas imaginar. Vente un día al pueblo y la verás. Es enorme, desmesurada, extremadamente robusta. Una extremidad en mayúsculas. Recia y poderosa; mucho más que la de los culturistas o los deportistas de élite. Además, posee una belleza única, extraordinaria, expresiva, nunca vista. Evaristo siempre la muestra desnuda, incluso en invierno. Gracias a la constancia y al correcto trabajo de cuádriceps, bíceps femoral y gemelo, el desarrollo muscular de su tren inferior ha alcanzado una  definición portentosa, cercana a la estructura biomecánica de una pierna robótica. Para que te hagas una idea: esa masa musculosa y anatómicamente perfecta mide 1,5 metros de altura, y su pie calza un 62. Evaristo puede dormir de pie, estoy seguro. En cambio su torso es pequeño, pequeñísimo. El trabajo que realiza en el gimnasio para desarrollar su tren superior no avanza, y su tronco, a pesar de la exigencia de ejercicios que se impone, no alcanza el volumen requerido. Es un tronco comprimido, de complexión esmirriada, canijo. No va con el conjunto. Encima es bracicorto. Hay una evidente descompensación que hace de Evaristo una versión humana diferente y particular. Aun así no se siente un bicho raro, no tiene complejos. Ni de su calvicie ni de su minúscula cabeza; es del tamaño de un huevo de avestruz. Sin embargo, su semblante es divertido, grotesco. Posee una expresión agradable que nunca aparenta cansancio. Es inquieto. Un atleta. Un portento de la naturaleza. Tendríais que verlo saltar. Qué saltos, Dios mío. Son tan plásticos y esbeltos. Pura armonía. Ven a verlo, en serio. Nunca lo he visto usar muletas ni artilugios para ayudarse en su movilidad; para qué. La cadencia de sus saltos es más elegante que nuestro caminar, y se traslada tan rápido a los sitios que utilizar un vehículo sería tontería. Digo que se traslada porque, evidentemente, caminar no camina. Pero sí que nada y patina.

domingo, 21 de abril de 2019

EL LADRÓN


La llave maestra no entraba por la cerradura; sin embargo, yo la hice entrar. Se quedó atascada, bloqueada, no permitía el rodamiento. Me sudaban las manos. Estaba nervioso. Movido por el temor a ser descubierto, forcé la puerta con tanta violencia que me sorprendí de mi propia brutalidad. Prácticamente la arranqué del marco, la desencajé de las bisagras. Había imaginado tantas veces esta situación. Recuerdo que había fingido entrar en una casa como está, de verdad, real, para robar. Si deseas algo con todas tus fuerzas, al final, tus sueños pueden hacerse realidad. Entré en la casa. No había nadie. Tampoco había muebles, ni cuadros, ni cortinas, ni electrodomésticos, ni lámparas. Lo poco que había tirado en el suelo no tenía ningún valor. Aun así, robé.

domingo, 14 de abril de 2019

LA JOVEN DESCALZA


En mi pueblo da la impresión de que sea siempre domingo, sobre todo en el parque del estanque. Ahí corre la brisa y se respira de otra manera. Es una pequeña naturaleza en medio del ajetreo, una quietud verde que da esperanza, sosiego. En esos jardines, cuando mi entrepierna suda y siento que mil ojos me miran, levanto mi falda y troto descalza sobre la hierba, alegremente y a cámara lenta, recreándome en cada zancada para sentir que floto. Apetece tanto soñar bajo uno de los sauces. Es todo tan hermoso; los árboles, los pájaros, las nubes, el reflejo del agua, los cisnes, la gente que camina… Incluso estos pies chocantes, deformes y prensiles, con el empeine velludo y una suela de piel natural, pétrea e insensible. Son tan grotescos. No parecen míos. Por eso me fascinan.

viernes, 12 de abril de 2019

ATOS


Atos, el gato negro que quiere ser humano, prueba de mear de pie cada mañana. Va al baño, levanta la tapa y, situado a una distancia adecuada, a medio metro del váter aproximadamente, se levanta con las patas traseras, se apuntala con su cola y orina como un hombre. Esta conducta ha hecho que no deje marcas de olor y tampoco marque su territorio en la casa. Ha dejado de usar el arenero, y se siente orgulloso. Gracias a la práctica adquirida y a su tesón, el felino consigue una parábola perfecta y un chorro limpio y certero que, si no lo ves mientras hace sus necesidades, suena a micción humana.     

domingo, 7 de abril de 2019

GÉMINIS


Ese señor ha cambiado muchísimo desde que habla consigo mismo en cualquier sitio. Tiene la ilusión de creerse grande, aunque sabe que no ser nadie o sentirse insignificante es un estado humilde que también lo hace digno de estar en el mundo. Sus soliloquios son efectivos, razonables. Ya no se da la caña de antaño. Ahora cree conocerse. Se habla con cariño y se infunde positividad. Su lenguaje interior es sano, reflexivo, variado. No emplea el insulto para reprenderse. Deja que todo fluya. Aunque, sin darse cuenta, ha ido anulándose, y su opinión se ha convertido en la suma de todo lo que oye por ahí. Su personalidad no le pertenece, no es la suya; se fragua insustancial, afable, amorfa. Da la impresión de que no se moja en nada, y tiene la habilidad de decir lo que quieren oír aquellos que le preguntan. Posee, como mínimo, dos esencias, dos instintos, dos caracteres, dos razonamientos, dos sentires… Vive en sus yos cómodamente, limitado por un cuerpo y un alma. Como todos.
    Ese señor, con todas sus particularidades, reflexiona todos los días sobre los secretos de su ser en un sitio cualquiera. La noche es el mejor momento. La de hoy se ha quedado estupenda, ideal para que siga hablándose a sí mismo, agazapado entre los matorrales.

miércoles, 3 de abril de 2019

MI PRANA


Un dominó de ventosidades me acompaña cada mañana al abrir los ojos. Al despertarme, mi cama se convierte en una metáfora, en un arca que alberga aromas podridos, y yo, aún mecido por el sopor y la pereza, tengo la costumbre de abanicarme con el edredón para que me lleguen esos efluvios. Esa pestilencia soy yo, me digo. Sin embargo, esa liberación no sería posible si estuviera durmiendo con alguien en la misma cama. He engordado, no cabe duda. Da lo mismo. Cuando estás bien todo se vuelve romo y no adviertes las aristas en nada. Ni en los objetos ni en los lugares que frecuentas. Hasta las personas parecen sacadas de un cuadro de Botero. Y yo, cada mañana, doy las gracias porque puedo sentirme absurdo y pleno a la vez, porque todo lo que me ocurre es bueno, y conecto con lo que antes era un auténtico calvario. Respiro profundamente. Incluso esos gases mohosos y malolientes que nacen de mis entrañas. Es energía vital. Mi prana.

lunes, 1 de abril de 2019

EL AZAR


Pronto me iré a morir. Ya es hora. Lo haré en algún sitio que no corra el aire y pueda estar cómoda. Por ejemplo en este armario vacío repleto de azar que brilla. Hay una oscuridad bonita, la mejor de la casa. Me vestiré por los pies el mejor miedo que tengo, el que se adapta a mi cuerpo como unas mallas, y me colgaré de una percha con una de mis camisas de fuerza; desprovista de voluntad y talento, sola, ahogada en mi ansia y con ese surrealismo que tengo; a la espera de ser valorada como una obra de arte, o, si al azar le parece, a través de su fuerza guasona y traviesa con la que siempre se lo pasa pipa, que me presente a una enfermedad extraña que tenga que ver con la locura.