El acceso de entrada a las actuales viviendas son aberturas circulares de
unos cincuenta centímetros de diámetro. Las antiguas puertas, debido a la similitud
que guardaban con el tallado y el barnizado de los féretros (sobre todo si se disponían
verticalmente), se suprimieron del diseño inmobiliario por prevalecer en el subconsciente
como una metáfora de lo funerario y lo macabro. Una profunda espiritualidad ha
hecho mella en las almas de los hombres y las mujeres que tienen la convicción
de que el estereotipo de Dios no debe contener aristas ni angulosidades, pues la
forma de la perfección se entiende y se concibe mejor en la redondez. Además, tienen
la certeza de que la salvación puede alcanzarse en una dimensión distinta al
plano físico, y ese abrumador planteamiento ha influido a la hora de fabricar los hogares
modernos, ya que, lejos de asemejarse a las construcciones de ladrillo y
hormigón, ahora se conciben como reductos adosados unipersonales que pueden dar
vueltas y vueltas en cualquier momento con el propósito de que la fuerza centrífuga
limpie cualquier pecado cometido.
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