jueves, 13 de septiembre de 2018

EL PUEBLECITO


Vagar sin rumbo y sin prisa es una nueva circunstancia para la mujer que ya ha gastado su tiempo. Lo hace los días cubiertos de nubarrones para no asfixiarse del aire viciado, pues siente que el cielo está más cerca cuando llueve. Ha conseguido llegar a un lugar recóndito que huele a humanidad. Es un pequeño pueblo olvidado que necesita a mujeres como ella; que anhelen lo eterno, sin planes ni expectativas, y que sean capaces de contemplar su decadencia como una cautivadora puesta de sol. Si finalmente se quedara, solo debería esforzarse en aprender a silbar como los pájaros.  

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