martes, 17 de marzo de 2020

HAN ECHADO A VOLAR DESPAVORIDAS


4ª crónica de un confinamiento improvisado.

Una paloma se ha posado en la ventana de mi estudio, justo en el barrote superior de la barandilla. En pocos segundos lo ha hecho otra. Y luego otra más. Un total de tres torcaces del tamaño de un balón de rugby. Me observaban tras el cristal como si yo fuera algo expuesto en un escaparate. Estaba dibujando. Movían la cabeza como si se fascinaran  al verme. ¿Habrán notado el confinamiento de la raza humana?¿Nos echaran de menos? He hecho ademanes para asustarlas; incluso me he levantado para dar unos golpes al cristal, pero, inexplicablemente, no se han mostrado asustadizas ni han reaccionado como suelen hacerlo en los parques, han permanecido quietas como pequeñas estatuas. Soy artista plástico, así que he aprovechado la circunstancia para dibujarlas. Tres ratas voladoras encaradas hacia mí, posando como auténticas modelos y sin manifestar su actitud esquiva. Las he esbozado rápidamente con una barrita de carboncillo y he transformado sus cabezas en tres rostros humanos: el de tres políticos que me han venido a la cabeza. He creado un trío de alimañas aladas, una quimera imposible y absurda sobre papel. Las palomas han contemplado mi soltura mientras las dibujaba, y cuando he acabado, esperando alguna reacción por su parte, les he mostrado mi creación.

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